Historia verdadera: Eliminar a mi ex de Facebook

Recibe lo mejor de nuestro contenido en tu correo SUSCRÍBETE

Al hacer click en Suscribirme quedarás registrad@ a nuestro boletín el cual podrás cancelar en cualquier momento.

 

Lo hice. Realmente lo hice.

 

Lo que podría sonar insubstancial, lo experimenté con un gran nivel de deliberación que terminó en euforia. Me sentí hasta heroica. Lo que siempre pensé que era fácil para los demás, sentía que era prácticamente imposible para mí. Sí, estoy hablando de eliminar al ex de Facebook.


Terminé con mi novio hace pocas semanas. Me ahorraré los detalles para otra ocasión, pero no falta decir que la ruptura era algo que se veía venir. Rompimos y regresamos quizá una docena de veces durante un año de relación. Una buena señal de un final inminente, lo sé. Pero soy terriblemente indecisa y reacia a cortar lazos. Me tomó cerca de 10 meses para dar ese paso permanentemente.


No me gustan los finales. Son demasiado determinante. Y tiendo a no confiar en mi misma –siempre pensando si quizá fui demasiado dramática o precipitada. Pero sabía que no era la relación adecuada para mí y supe que necesitaba escapar del drama cortamos-regresamos con el que habíamos estado jugando en el último año.


Así, que hice una elección. “Click”. Eso fue todo. Estaba terminado.


Mi “estrategia de rompimiento” usual involucra arrastrar relaciones terriblemente dañadas que no estaban funcionando (y que nunca lo hubieran hecho) hasta el amargo final. Parecía que esperaba hasta el momento en que nos decíamos cada cosa horrible que pudimos, hasta que las cosas estaban tan mal que no teníamos literalmente otra opción que terminar todo.


Por lo menos, si no tengo otra opción, no me tengo que preguntar ¿Qué hubiera pasado si? Si hubiera un quiz de Cosmo que se llamara “¿Cuál es tu estilo para tronar?”, yo obtendría el resultado “fuga de pesadilla emocionalmente traumática” y no “decisión racional y empoderada”.


Siempre estuve celosa de mis amigas que podían arrancar el curita. Parece que cortan los lazos y siguen adelante, sin problemas y de inmediato. Yo pensaba, este es el comportamiento de las personas emocionalmente saludables ¡y lo hacen parecer tan fácil!


¿Pero yo? No. Seguía peleando, seguía llorando, seguía con el sexting. Tenía problemas para dejarlo ir, aun cuando muy dentro de mí sabía que no era lo correcto. Aun cuando mis amigos me decían que lo terminará. Aun cuando las líneas son transgredidas y los límites son rotos. Aun cuando las palabras se han dicho y se han dicho nombres que nunca debieron mencionarse.

 


Pero esta vez iba a ser diferente.


Sin detenerme, sin preguntarme, sin tener dudas, sin sexo casual falso que no tiene nada de casual, nada de vigilarlos por internet y nada de celos innecesarios. Nada de preguntarme ¿quién es la mujer que acaba de agregar como amiga? Nada de quedarme viendo al punto verde que me dice que está conectado.


Sorprendentemente, no necesitaba ni quería esa información. Ni siquiera quería ser su amiga. Sólo quería seguir adelante. Y estaba cansada –tan cansada- de perder mi preciosa energía sintiéndome mal por romper con hombres que o eran terribles o no eran buenos para mí. Estaba comprometida a invertir poco energía en este truene. Tenía mejores cosas que hacer con mi vida.


Y sé, sólo es Facebook. Pero se siente como algo importante. Se siente como si al eliminarlos de ahí realmente se terminó, no hay vuelta atrás. Estás diciendo: no quiero nada que ver contigo. No quiero ver tu mala puntuación y la manera en que no entiendes como usar mayúsculas. No quiero ver tus fotos horribles de árboles y cerveza casera. Esto dice: no me importa lo que piensas de mi vida y no me interesa pensar en la tuya-


Honestamente, nunca me sentí tan emocionada por un rompiendo –no por el rompimiento en sí, si no por quitarlo de mis redes sociales. Nunca me sentí tan empoderada cuando las cosas terminaron. Una pequeña decisión –ese pequeño click se sintió como si me escogiera a mí misma.


Hice algo que pensé no era capaz de lograr, algo que otras personas logran conseguir, pero no yo. Cambié esa historia y mi vida con un click. Sabía que tenía que terminar con él, pero el click lo hizo real. Y fue más liberador de lo que puede haber imaginado.


(via: The Frisky)

Compartir en Facebook compartir en twitter, se abrirá en otra ventana Compartir en Pinterest Agregar a favoritos Enviar por correo electrónico